La década de 1930 marcó el nacimiento de la Época de Oro del cine de terror, un período donde las sombras cobraban vida en la gran pantalla y los monstruos caminaban entre nosotros. Fue entonces cuando Universal Pictures, en un despliegue de genialidad y osadía, dio vida a un panteón de criaturas que se convertirían en leyendas: el enigmático Conde Drácula, el trágico Monstruo de Frankenstein, y la enigmática Momia, entre otros. Estas películas no solo exploraban los límites del miedo humano, sino que también planteaban preguntas profundas sobre la naturaleza, la ciencia y la identidad. En una época marcada por la incertidumbre y los cambios, el cine de terror ofrecía una escapatoria, un espejo oscuro donde enfrentarse a los terrores más profundos y, quizás, encontrar en ellos una extraña forma de consuelo.
La Época de Oro del Cine de Terror